Jesús de Nazaret  
   
  .ALBERTO BALAGUER
 

JESÚS DE NAZARET

ELTIMORATO

Está bien que Benedicto XVI escriba un libro Titulado Jesús de Nazaret y todavía mucho más si está escrito por un teólogo de pluma y espada, muy en la diestra. Eso está muy bien. Suponemos que el libro será un best seller relámpago y otra suposición es la idea de publicarlo para que forme parte del mayor número posible de los hogares cristianos. Se prevé la venta en casi dos millones de ejemplares en todo el orbe católico, rondando los 2.000 millones de almas. Una cifra bastante baja. Y un fracaso para la fe. Pero un gran éxito y contento para algunas manos codiciosas de dinero rápido y fresco. En cambio, disiento, porque tiene precio. Como todo o casi todo en este mundo. De yo ser Benedicto XVI, no costaría un sólo euro. A oídos de mi espíritu oigo voces abundantes de quejas en los sinuosos corredores del vaticano. Porque si verdaderamente la idea principal es que se lea, o al menos, ocupe un pequeño lugar de nuestra modesta biblioteca, no es conveniente que se pague un precio por el libro. Entre algunas razones porque más representativo de Dios sería si el libro no se ofreciese por papel moneda. Y otra porque Nuestro Señor quiso enseñarnos a no carecer del valor moral de despreciar el dinero.
Ricardo Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Bilbao, habló en estos términos en la presentación oficial del libro el pasado lunes 3 de septiembre en Madrid "un manjar" pero no consagrado como oblea en sacrificio y "un regalo", previo pago. "Un Papa que tiene el don de la palabra escrita", prosigue, para mí pierde todo su valor ese súmmum de conceptos, si se habla del hombre cuya caridad y desapego a lo material simboliza de forma grandilocuente el sujeto del Amor fraternal. Y en esto que nos ocupa no la veo por ninguna parte. Nuestro Señor, que sepamos, no cobró a nadie, por sus profundas, sensuales e inteligentes palabras.
Si como se pretende con esta obra es llegar a un mayoritario público, no es el mejor de los caminos y asaz menos se enaltece en absoluto la figura de Cristo, muy al margen de "la intensa satisfacción de poder encontrarse con pensamientos muy interesantes dichos de una forma muy bella". Esto es, pura inspiración y también ilustración del alma, y por tanto no debería poner precio alguno, en la tapa posterior y aún más fuera blanca y oliera a esencia de azucena.